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El alquiler se convierte en alternativa de inversión

El ladrillo, pecado original que dio carácter local en España a la crisis financiera internacional, parece vivir un paulatino resurgir amplificado por el sonoro desembarco que han venido protagonizando en el último año y medio los grandes fondos de inversión internacionales. Más allá de los ecos de especulación del pasado y de las ventajosas operaciones multimillonarias del presente, el estallido de la burbuja inmobiliaria va dejando paso, sin embargo, a un nuevo modelo de inversión sostenible, la compra de inmuebles para su alquiler, accesible y rentable también para el inversor particular que cuente con fondos para ello.

“Comprar para alquilar es la vía más interesante para el inversor particular”, asume Álvaro Alonso, director de la consultora inmobiliaria Irea. “Pudiendo comprar a precios relativamente bajos, la rentabilidad del mercado del alquiler residencial ha pasado de entre el 2% o 3% de hace unos años al 5%, y lo que realmente lo hace más atractivo es que con la bajada de los tipos y el efecto que tienen sobre los depósitos, los particulares pueden planteárselo como alternativa a estos, a los bonos del Estado o a la renta variable”, expone.

“El ladrillo es ahora muy buena inversión. Hay mucho pequeño y mediano inversor conservador que tenía depósitos, fondos o renta fija y que ahora, que apenas le rentan, está entrando en ladrillo”, confirma Fernando Encinar, jefe del servicio de estudios de Idealista. “Si consigues una vivienda de 100.000 euros y la alquilas a 500 euros al mes tienes una rentabilidad bruta anual del 6%, que quitando gastos se te quedan en el 5%. No es muy alto, pero para un inversor conservador, es muy buena inversión. Renta el doble que un bono”, ilustra.

“Hay mucho producto, muy bueno, y hay capacidad de negociar el precio, sobre todo si pagas en efectivo”, detalla Encinar, exponiendo que la vuelta de la financiación sigue siendo una asignatura pendiente. De hecho, el 83% de las operaciones de compra de inmuebles como inversión que se ha realizado en la primera mitad del año se pagaron en efectivo. Así, lo recoge un reciente informe de Tecnocasa, en el que también se detalla que el 28% de todas las adquisiciones de vivienda tienen como objetivo su puesta en alquiler. Casi una de cada tres. Este tipo de compradores suelen optar por pisos de unos 60 metros cuadrados útiles y un precio medio de 95.000 euros.

A menor precio, sin embargo, también está la posibilidad de optar por un garaje, que puede llegar a rentar un 5,8% en provincias como Almería, aunque se moderan al 4% en el caso de Barcelona, o el 3%, en el de Madrid, según los datos recopilados por Idealista. En un nivel intermedio, dependiendo de su situación y tamaño, se encuentran los locales comerciales, que pueden llegar a rentar un 11,2% en Córdoba y más de un 7% en las dos grandes capitales.

“Ahí hay producto que no ha corregido en precio, como el de los locales que dan a la calle”, apunta Miguel Fuster, director de inversiones de la consultora inmobiliaria CB Richard Ellis, que apunta que hay más atractivo en el segmento de oficinas.

Los analistas coinciden, en todo caso, en que dado el envejecimiento de la población, el nivel de paro, la falta de financiación y la sobreoferta de grandes actores como la banca, el alquiler es hoy por hoy una opción mucho más segura – con una demanda que según Idealista prácticamente se ha duplicado durante la crisis– que la reventa del activo con plusvalías, que puede llevar más tiempo.

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