La gasolina que lleva meses moviendo, aunque aún a ritmo reducido, el negocio inmobiliario es 'made out of Spain', es decir, que tiene su origen en otros países. Aunque en la vivienda su crecimiento en el mercado nacional es tan continuo como moderado -de la cuota del 12% que tenía en 2012 se ha pasado al 17%-, en el resto de segmentos muy poco se mueve sin su intervención.
En el caso de los inmuebles con un uso comercial(incluido oficinas), de enero a septiembre de este año se han invertido 5.038 millones de euros -un tercio tendría una base nacional y el resto sería extranjero-, lo que supone 1.300 millones más que en todo 2013 y un nivel desconocido desde 2008. Son datos de una consultora internacional,BNP_Paribas Real Estate, que apunta que los precios en ese segmento «están en mínimos». Si lo extendemos a otros, como el 'ladrillo' y el uso industrial, se prevé que el capital foráneo en inmuebles supere los 7.000 millones, el doble que hace un lustro.
Entre esos inversores internacionales, donde los más activos son norteamericanos, británicos, asiáticos y latinoamericanos, se ven dos perfiles, explica Joan Carles Amaro, profesor del departamento de Finanzas de ESADE. El que más se ha movido con la crisis -dice- es el financiero, «que pretende hacer caja en cuatro o cinco años», aunque también está el puramente inmobiliario, «que quiere hacerse fuerte en el sector aprovechando su reestructuración».
«Los activos inmobiliarios, pese a todo, no han dejado de ser unos valores refugio con la crisis», apunta Amaro. Aunque no todos los inmuebles son iguales. Los centros y parques comerciales, por ejemplo, aglutinan casi la mitad de las operaciones (más de un 44%). Su propia patronal, AECC, estima que a finales de año habrán cuadruplicado con creces las cifras del año pasado (con 2.000 millones más).
Valoración récord
Entre los movimientos más destacados figuran, entre otros, la compra de Marineda City en La Coruña por 260 millones y la adquisición de Isla Azul en Madrid por 210 millones. Aunque la 'reina del baile' puede ser la venta de Plenilunio, también en la capital de España y tasado en la cifra récord de 400 millones, equiparables al precio pagado por Amancio Ortega para hacerse con la Torre Picasso.
España, pese a que el consumo doméstico no termina de despegar, sigue siendo un mercado interesando para unos inversores extranjeros que agradecerían una mayor estabilidad fiscal y normativa, sobre todo a nivel autonómico. Con un parqué de 544 centros comerciales -13 nuevos los dos últimos años frente a sólo tres cierres y otros 17 por abrir hasta 2016, además de nueve ampliaciones- y más de 15 millones de metros cuadrados, el dinamismo está asegurado.
Las nuevas sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria, las Socimis que ya han debutado en Bolsa, han sido un buen lubricante de esas operaciones. Participadas por inversores internacionales como, por ejemplo, Pimco, Goldman Sachs o el magnate George Soros, que interviene en Hispania, una de las principales firmas junto a Merlin Properties, Lar y Axia.
Su apetito residencial es reducido aunque Javier García del Río, director general de Solvia (la inmobiliaria del Sabadell), apunta que en la banca privada se aprecia ahora «un apetito comprador claramente mayor», más incluso en inversores nacionales que extranjeros y en fondos medianos que grandes, con operaciones de entre 80 y 130 millones de euros.
via@finanzas
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