El mercado inmobiliario europeo está asistiendo a un giro de 180 grados en las expectativas de inversión. La fotografía a falta de dos meses para acabar 2014 nada tiene que ver con la de 2013.
Tanto ese año como los anteriores desde que empezara la crisis, los fondos de real estate soportaban grandes dificultades para atraer inversores a la región, pero ahora la situación ha dado un vuelco radical.
De la travesía por el desierto se ha pasado a caminar por un auténtico vergel. El apetito de los inversores por el ladrillo europeo se ha disparado, circunstancia que los fondos inmobiliarios con foco en la zona están aprovechando para elevar la captación de recursos hasta cotas precrisis. Así, solo en lo que va de 2014, estos vehículos han recaudado 21.000 millones de euros, la cantidad más alta registrada desde 2007, cuando consiguieron alcanzar en todo el año 23.000 millones, según los datos del servicio de análisis Preqin.
Si los compromisos hasta octubre son comparados con los cosechados en los doce meses de 2013 (11.000 millones), aún parece más extremo el cambio de percepción de los inversores respecto al real estate del Viejo Continente. Es decir, incluso antes de dar por zanjado el año, la recaudación ya casi dobla la del ejercicio anterior.
Ese enorme interés por tomar posiciones en el ladrillo europeo ha contribuido, asimismo, a aumentar significativamente la proporción que el capital atraído por Europa representa dentro del global para inversiones en inmobiliario, propiciando que el 44% de los recursos totales obtenidos en el año estén orientados a la zona, mientras que en 2013 solo un 17% tenía esa vocación.
Con todo, la principal consecuencia del actual éxito en la recaudación es que los fondos de real estate han conseguido hacerse con una capacidad de disparo en Europa nunca vista. Así, el capital disponible para realizar compras en la región ha establecido un nuevo récord histórico en 52.000 millones de euros, un 44% más que lo que albergaban en diciembre del año pasado.
Sesgo oportunista
No todos los fondos concitan, sin embargo, el mismo interés. Los que siguen una estrategia de sesgo oportunista tienen más tirón entre los inversores, ávidos por cazar las gangas que la crisis financiera ha puesto en bandeja. Más de la mitad de la recaudación recabada hasta octubre –unos 12.300 millones de euros– ha ido a parar a vehículos con una pauta de inversión oportunista y distressed.
Eso sí, el repunte de la inversión en el real estate del Viejo Continente no habría sido posible sin el regreso de los grandes fondos estadounidenses. De hecho, el 55% de los recursos captados en 2014 procede de gestoras no europeas, que un año antes solo aportaban un 26% del capital atraído.Entre éstas, Blackstone desempeña un papel protagonista. En marzo anunciaba el cierre de un fondo inmobiliario dotado con 5.100 millones de euros, que ha conseguido el hito de ser el más cuantioso que nunca haya existido para Europa y que es responsable del acelerón del fundraising para ladrillo en el año.
Hace una semana, Iñaki Echave, director general de Blackstone con responsabilidades sobre España y Portugal, apuntaba en unas jornadas sobre capital riesgo que la apuesta de la firma por el inmobiliario europeo es la continuación de la secuencia que comenzó en EEUU, donde la gestora «ha ganado mucho dinero» con la recuperación del ladrillo.
via@expansion.com
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