La comunidad china aumenta su interés en España

El multimillonario chino, Wang Jianli, acaba de adquirir el Edificio España, en pleno centro de la Madrid


Desde hace diez años la tienda de ultramarinos del barrio la regenta una familia china. Pasan allí 24 horas al día. Con suerte algún martes a medianoche se les puede encontrar en el local matando las horas viendo una serie en el ordenador portátil. Otra familia asiática regenta el todo a 100 de y se rumorea que también quieren comprar la tienda de deportes de la esquina. Un amigo hotelero cuenta que ha recibido varias ofertas por sus hoteles de la capital y la inmobiliaria de la esquina acaba de vender una de sus propiedades a miembros de esta comunidad. La escena se fotocopia en medio país.
Esta semana Ignacio González entregó las llaves del emblemático Edificio España al magnate chino Wang Jianli, propietario de la mayor fortuna del país asiático según la revista Forbes. A escasos metros, cruzando la Plaza de España, se encuentra la calle Leganitos, el «China Town» madrileño, con 18 comercios chinos en apenas 300 metros. Peluquerías, librerías e incluso una autoescuela solo para chinos.
En 2013 la comunidad china adquirió un total de 1.293 viviendas, un 15% más que en 2011, concentradas fundamentalmente en las grandes ciudades, Madrid (32%) y Barcelona (23%), según datos del Registro de la Propiedad.
«España es un país que gusta mucho a los chinos. En la última década se han abierto alrededor de 25.000 negocios chinos en España», considera Javier Junquera, Presidente del Grupo Orient, el primer grupo empresarial español especializado en prestar servicios a la comunidad china residente en España.
Además, los chinos compraron 254 locales comerciales en 2013, un 18,6% menos que hace dos años. «También han sufrido los efectos de la crisis», explica Junquera. Lo que no quita que «ahora empiecen a ver a España como una oportunidad».

Telecomunicaciones, turismo y ladrillo

Hace tiempo que los intereses de esta comunidad sobrepasaron con creces el nivel de la tienda de ultramarinos. El Grupo Orient observa que los nuevos empresarios chinos están enfocando sus negocios hacia las nuevas tecnologías y las inversiones financieras e inmobiliarias. «Ahora hay más dinero en China y por lo tanto es más rentable exportar que importar», valora Junquera. Además, en su opinión, las últimas medidas tomadas por el Gobierno, como la nueva ley de emprendedores «llamarán más la atención de la comunidad china sobre España».
La Ley de Apoyo al Emprendedor -más conocida como la Ley de Emprendedores-, que el Gobierno aprobó el pasado mes de septiembre, establece que todo aquel extranjero que invierta más de medio millón de euros en un inmueble tendrá derecho a un permiso de residencia de entre uno y dos años, prorrogable si se acreditan nuevas inversiones. Una norma que en palabras de Weidong Xie, vicepresidente de la Asociación de Integración de Inmigración en España, los inversores chinos han esperado "con mucha atención y mucha paciencia".
Por otra parte, fuentes del sector hotelero confirman que en los últimos meses han asistido a un creciente interés de magnates del país asiático por adquirir propiedades en las islas y en la capital.
Y sobre todo en el mundo de las telecomunicaciones el gigante asiático se está haciendo extraordinariamente fuerte en nuestro país gracias al desembarco de compañías como Huawei o Lenovo. El consejero delegado de Huawei para España y Portugal, Walter Ji, indicaba hace unos meses que la firma china cerraría 2013 con entre 1 y 1,2 millones de «smartphones» vendidos en España. Ji subrayó la «importancia» de España como un mercado «clave».

Esfuerzo y raza

Influido por la filosofía confuciana, el oriental vive para trabajar a diferencia del occidental, que trabaja para vivir. El esfuerzo y la ambición son claves en el espíritu empresarial oriental.
«Los empresarios chinos aspiran a mejorar su posición económica y para ello están dispuestos a dedicar el tiempo y sacrificio que sea necesario», explica Amadeo Jensana, director de Economía y empresa de Casa Asia. «Un ciudadano chino prefiere estar 10 años sin vacaciones y en cambio tener un buen coche de alta gama», añade Junquera.
Para muchos expertos esta actitud responde a la idea de recuperar el prestigio y el orgullo que el país perdió durante gran parte del siglo XIX y XX. «Aspiran a convertirse en la principal potencia económica en el siglo XXI», precisa Jensana.
La comunidad se ha dotado de una red de interrelaciones que le permite funcionar sin usar los cauces que utiliza el resto de la sociedad. Rara vez un chino acudirá a un banco a pedir un préstamo.Cuenta con el «guanxi», un sistema de préstamo entre amigos y parientes del país. «El grupo se ayuda mucho a sí mismo y los familiares y amigos apoyan las nuevas iniciativas empresariales. Es como una cadena de favores», aclara el Presidente del Grupo Orient.
A diferencia de la hipoteca bancaria, el "guanxi" carece de intereses y no pide más garantía que la palabra del deudor, ya que el oriental no concibe el impago. «Perder la cara es lo peor que te puede pasar entre la comunidad china, es una desgracia para toda tu familia», replica Junquera.
VIA@abc

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