Los ricos vuelven al ladrillo

Las grandes fortunas siguen la estela de Amancio Ortega, el nuevo zar del mercado inmobiliario de lujo. El metro cuadrado en las 'millas de oro' empieza a subir

Amancio Ortega no solo marca el rumbo en la moda. También domina desde hace años la 'pasarela inmobiliaria'. Pero pocos pueden seguirle. ¿Quién tiene capacidad para competir con el tercer hombre más rico del mundo? A finales de diciembre, el dueño de Inditex volvió a romper todas las expectativas al desembolsar 480 millones de euros por Devonshire House, uno de los edificios más emblemáticos y cotizados del West End londinense. Apenas año y medio antes, ya había comprado otro inmueble junto a Oxford Street por 192 millones. El magnate gallego acumula una impresionante cartera de edificios repartidos en zonas 'prime' (exclusivas) en Nueva York (Park Avenue), París (Campos Elíseos), Roma, Berlín, Chicago... que le convierten en el nuevo zar del ladrillo. A través de Pontegadea, su división inmobiliaria, ha invertido en la última década 7.000 millones de euros por las mejores urbes de todo el mundo. Y siempre sin comprar ni un solo piso.

Pero también en España. Ya es el mayor inversor individual con la cuarta parte de su fortuna colocada en edificios de 'luxe'. No se conformó con ser el casero de las principales sedes de Emilio Botín (Banco de Santander) o coronar su 'ajuar' inmobiliario cuando se gastó otros 400 millones en comprar la Torre Picasso de Madrid. «Desde hace un par de años, grandes fortunas se están posicionando en activos muy especiales y singulares que se van a revalorizar a corto plazo. Es el momento de los que tienen liquidez», explica Manuel Gandarias, director del gabinete de estudios de la gestora pisos.com.


Aplican un modelo muy alejado de aquellos especuladores que levantaron sus imperios con recalificaciones de suelo y ventas destinadas al mercado familiar. Aunque los 'tentáculos' de Amancio alcanzan otras piezas, en especial hoteles, sus asesores gestionan edificios de oficinas, con niveles de ocupación superiores al 90% y con grandes clientes corporativos o comercios muy representativos. Entre ellos, sus propias cadenas de tiendas, que ven así revalorizado su valor patrimonial. Son operaciones que se pagan a tocateja. Pero con ingresos de retorno rápido, seguros y muy rentables. Fuentes del sector calculan que, solo en alquileres, Pontegadea ingresa 300 millones al año, una cifra similar a las plusvalías que le generan sus tiendas de ropa.


Esta voracidad del 'rey del textil' ha puesto las pilas al resto. Mientras cientos de miles de viviendas acabadas languidecen sin comprador en la costa, «España ha tocado suelo en las zonas nobles de las grandes ciudades, que volverán a ser una oportunidad de inversión atractiva este mismo año», anuncian desde el Equipo de Análisis de Bankinter.

La consultora CBRE, líder en el mercado de asesoramiento inmobiliario, lo tiene aún más claro. «Cuando la cosa empiece a repuntar, el retorno anual (incremento del valor) se situará entre el 7% y el 10%», anuncia su director de Inversión Institucional y Cross Border, Mikel Marco-Gardoqui. Solo en lo que va de año, la gestión de inmuebles en Madrid, Barcelona y, en menor nivel, Bilbao o Valencia, alcanzan los mil millones de euros, casi el 20% de los 5.000 millones que se movieron en 2013.

Fichajes

Por eso, después de un lustro huyendo del apestado ladrillo, las grandes fortunas españolas han dado órdenes a sus ojeadores para que sigan la estela de Ortega. Tratan de adelantarse al previsible aterrizaje de los 'fondos buitre', que llevan un tiempo sobrevolando sobre el regreso a la tranquilidad de la economía española. «Los mercados inmobiliarios de Europa hicieron el ajuste mucho antes que España y ya han recuperado los precios de 2007 e incluso han subido, lo que hace que sea muy difícil entrar», recuerda Marco-Gardoqui. Sin embargo «España ha sido el país en acometer la mayor corrección de precios de la UE, con recortes (bajadas de precios) de hasta el 65%», completa su colega Humphrey White, director en España del área empresarial de Knight Frank, la mayor inmobiliaria del mundo.

En nuestro país no son tantos los que pueden disponer de liquidez económica para refugiarse en esta clase de patrimonio. Las principales inmobiliarias nacionales consultadas sitúan la horquilla entre «30 y 50 'family offices' (plataformas de inversión de grandes familias)», que están sondeando a propietarios de grandes edificios necesitados de liquidez y, por tanto, dispuestos a vender a precios baratos. Una búsqueda que encuentra sus mejores piezas en los edificios singulares de las entidades financieras, que suelen negociarse bajo la fórmula del 'sale and leseabank' (venta pero con alquiler y opción de recompra).

En este mundo funcionan los fichajes al mejor estilo futbolístico. El auditor Julio Díaz-Freijo, verdadero constructor de la exclusiva cartera de Amancio Ortega durante una década, trabaja ahora por libre para Francisco Montoro Muñoz, dueño de GMP y una de las familias que mejor ha sobrevivido a la crisis, después de quedarse en sus inicios con la Torre Azca y otros tres edificios del BBVA a cambio de unos terrenos en la periferia madrileña.

Juan Abelló es otro de los grandes inversores españoles de los últimos 30 años. Su cartera de activos Torreal se había centrado hasta ahora en los vinos, el textil, la automoción o la tecnología. El mayor coleccionista privado de arte de España es también una gran escopeta (afición que ha compartido muchas veces con el Rey) que no suele fallar. Ahora ha puesto el punto de mira en el 'buen ladrillo', escaldado de la exposición de su dinero en anteriores inversiones. Por ejemplo, los 100 millones que acaba de perder tras liquidar su participación en Sacyr (la misma que ahora ha pegado un subidón en Bolsa al zanjar el conflicto en las obras del Canal de Panamá). Los grandes 'brokers' anuncian sus movimientos en breve.

Otras 'family offices' también se están moviendo. La saga de los Reyzabal, antiguos dueños de Torre Picasso y el edificio Windsor -destruido por las llamas-, han hecho compras como la sede de Uralita (cerca de 50 millones de euros). Y el triunvirato familiar Carbó, Botet y Elías (fundadores de la cadena de supermercados Caprabo) se ha gastado 30 millones en lo mejor de Las Ramblas barcelonesas. Pero es quizás Isak Andic, propietario de la cadena Mango, el mejor heredero del 'modelo Ortega', aunque a distancia sideral. Con similar apetito comprador, aunque menos 'cash', en apenas dos meses se ha hecho con propiedades de lujo en Madrid (calles Serrano, Orense y Palacio de la Música), Barcelona y Bilbao (sede de la BBK en Gran Vía).

Los analistas estiman que americanos, asiáticos e incluso latinoamericanos están dispuestos a gastarse 14.000 millones en España este año. Está por ver qué trozo del pastel son capaces de arañar los españoles. La carrera ya ha empezado.

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