La selección del inquilino pasa por conocer su nivel de solvencia y por ofrecer un arrendamiento al nivel del mercado.
Alquilar una vivienda no es una cuestión baladí, pues esta requiere trabajo duro, paciencia y planificación. Es por ello que antes de la llegada de los inquilinos, el propietario del inmueble se ha de preparar para esta nueva condición, que además de una mayor rentabilidad le traerá, a la larga, algún que otro problema.
- Investigación del mercado. Para elegir la cantidad que se va a pedir por el alquiler, lo ideal es llevar a cabo una investigación de mercado comparativa con otras viviendas del barrio en alquiler, que sean similares.
- La imagen de la vivienda lo es todo. Antes de poner en alquiler la vivienda se ha de llevar a cabo sobre la misma un lavado de cara, que pase por la pintura, el suelo y, en caso de tenerlo, el jardín.
- Análisis del inquilino. Se ha de constatar que el inquilino es solvente, para lo que es importante que este garantice vía nómina sus ingresos.
- Emergencias financieras. El alquiler supone muchas inversiones sorpresa, por lo que es importante que el propietario del inmueble cuente con un fondo, ajeno a la fianza, desde donde tirar cuando se necesite invertir en obras.
- Contratar el seguro adecuado. Para dotar de seguridad al alquiler, es interesante contratar un seguro, el cual responda por el dueño ante el mínimo accidente.
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