¿Por qué comprar una casa?

Las preguntas que habitualmente se hacen los potenciales compradores de vivienda suelen tener relación con el momento de la compra. Se preguntan si es un buen momento para comprar, si las casas van a dejar de perder valor y cuestiones por el estilo.
Evidentemente, es vital saber si el activo que se va a comprar está barato o caro, en relación al mercado y a la previsible evolución de su precio. Y si de un activo de cientos de miles de euros hablamos, normalmente financiado a décadas vista, mucha mayor es la importancia de acertar en el precio.
Sin embargo, hay otro tipo de preguntas vitales que no solemos formularnos tan a menudo, relacionados con nuestra mentalidad, situación personal y económica. En otras palabras ¿por qué comprarme una casa?
A nivel económico, vivir de alquiler suele ser mejor opción que comprarse una casa, si además hay que financiar la compra mediante un préstamo hipotecario. Los partidarios del alquiler y los enemigos de la compra suelen repetirlo, con razón, siempre que pueden.
No obstante, los cálculos financieros no siempre tienen en cuenta factores cuantitativos y cualitativos que cambian los resultados, relacionados con la realidad de la familia que se plantea comprar.
¿Por qué comprar casa si es financieramente mejor estar toda la vida de alquiler?
  • En primer lugar, porque comprar es una forma de forzarse a ahorrar. Es cierto que quién compro en máximos de la burbuja inmobiliaria ha visto como su activo se depreciaba cerca del 40%, pero no es menos cierto que el precio de la vivienda no es el único factor a tener en cuenta. El español medio no tiene la cultura financiera suficiente para valorar la importancia del ahorro diario y a largo plazo. Comprar una casa, significa “ahorrar” de forma obligatoria, pagando cada mes una cuota, parte de intereses, pero parte a capital. De esta forma, se ahorra la parte de la mensualidad que amortiza deuda. Para determinados perfiles de familias, que sin pagar hipoteca tampoco ahorra ni invierten en productos financieros a largo plazo, comprar una casa puede ser una magnífica idea.
  • Otra pega a la compra es la movilidad. En momentos en que el mercado está activo, es relativamente rápido vender una casa si, por ejemplo, tenemos que cambiar de lugar de trabajo. En otras épocas, como la actual es una tarea muy complicada. Sin embargo, hay situaciones familiares que no necesitan de esta flexibilidad, sea porque su trabajo no lo exige (por ejemplo una persona cuya labor es eminentemente online), sea porque se pueden permitir irse de alquiler y mantener la casa en propiedad.
  • Una razón de mucho peso y que muchos expertos obvian es la dificultad de pagar un alquiler una vez somos mayores y tenemos que vivir de una, cada vez más, menguada pensión. Hoy en día, por ejemplo, muchas familias subsisten gracias a que los abuelos compraron una casa y la familia no ha de pagar alquiler alguno. Hay una edad óptima para que a uno le concedan una hipoteca, que ronda los 40 años de edad. Si queremos comprar antes, puede que no tengamos aún un empleo consolidado e ingresos suficientes; a medida que rebasamos esta cota, la edad hace que se acorte el periodo en que estaremos laboralmente activos y los bancos limitan el plazo de la hipoteca. Una persona de 50 años, por ejemplo, no suele obtener hipotecas a un plazo superior a 20 años y, a menos plazo, mayores cuotas y más ingresos necesarios para poder acceder a la financiación.

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