Las claves en las que se fijan las entidades bancarias para decidir si nos dan o no una hipoteca son principalmente tres: el precio, las advertencias y la ‘recolocación’
el precio: según juan villén, lo importante para el banco es “que el valor de la vivienda sea suficiente como para cubrir como garantía el préstamo que se va a conceder”. es decir, que el importe de la hipoteca que vamos a solicitar no supere normalmente el 80% del valor de la vivienda. eso a su vez nos dará a los solicitantes de una hipoteca una estimación sobre si estamos comprando bien o no (según este valor esté por encima o debajo del precio de compra)
- Si tiene ‘advertencias’: entendiendo por advertencias “los conceptos con los que hay que tener cuidado”, tales como un ‘exceso de cabida’ (que sus metros reales sean mayores a los registrados), los problemas de limitación en la venta de la vivienda (como que sea suelo rústico o no tenga cédula de habitabilidad) o problemas estructurales en la casa
- Que tenga buena ‘recolocabilidad’: se trata de un concepto que antes de la crisis apenas valoraban los bancos y “ahora lo miran con lupa, por la nefasta experiencia que han tenido en adjudicarse viviendas que ahora les cuesta un esfuerzo terrible desprenderse”, bien porque no hay demanda, por estar mal ubicadas o por tener unas características poco atractivas
En este sentido, lo que hacen los bancos es tratar de “asegurarse que son homogéneas a la demanda que hay en esa zona”, lo que provoca, por ejemplo, que haya entidades que no den hipotecas en ciertas zonas sin demanda, sin el perfil de clientes que ellos luego aceptarían para dar una hipoteca o en inmuebles con características negativas, como que estén en un 4º piso sin ascensor. en definitiva, dado que la vivienda sirve de garantía última en caso de impago de las cuotas de la hipoteca, el banco busca asegurarse que dicha garantía servirá para cubrir la deuda, en caso necesario
VIA@idealista
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