¿Qué esconden las siglas MLS?

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El mercado inmobiliario español despierta del letargo. Los inversores internacionales están moviendo la compraventa. Hay oportunidades en el ladrillo español, y así lo ponen de manifiesto los números. Héctor Salazar, responsable de relación con inversores de Asinver, apunta que “en 2013 la construcción y el ámbito inmobiliario consiguieron inversiones productivas por 3.224 millones de euros. De este modo, superaron a la industria manufacturera, que alcanzó los 2.641 millones y a los seguros y a las finanzas con 3.140 millones de euros de inversión productiva”. La realidad deja la puerta abierta a un moderado optimismo, aunque hay que distinguir dos dimensiones: la de las grandes magnitudes y la microeconómica.


En el terreno del día a día parece que el movimiento es más lento. La construcción era fuente directa de empleo antes de la crisis para el 13% de los trabajadores. Desde 2008 se han destruido más de 1,7 millones de empleos en este sector, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por otro lado, parece que aún es tiempo de reequilibrios. Según la Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción (CEPCO), a finales de 2013 nuestro país tenía un stock de más de 550.000 viviendas nuevas. Parece conveniente retomar el camino del esfuerzo conjunto y del trabajo en equipo.

LA UNIÓN HACE LA FUERZA
Aunque hay señales que hacen pensar en ver el sol después de la tormenta, los profesionales del sector que tratan con particulares son conscientes de la necesidad de cambios. “La profesionalización del sector es una de las consecuencias positivas que vamos a sacar de este terremoto económico”, comenta Ignacio Monzón, franquiciado inmobiliario en Madrid con más de 20 años de experiencia. “En la época dorada he visto auténticas barbaridades, se han despachado pisos como quien despachaba en una tienda de ultramarinos. Eso no era real, ahí están las consecuencias”. Monzón ha hecho frente a las dificultades buscando apoyo dentro del propio sector: “Ahora formamos parte de una MLS a través de que canalizamos información y remamos, junto con otros profesionales, en la misma dirección”.

Las MLS son las siglas de Multiple Listing Service, que se traduce como un listado múltiple de inmuebles. Es un método de trabajo de factura norteamericana que todavía no está desarrollado con todo el potencial que debiera en nuestro país. Al otro lado del Atlántico más del 90% de los agentes trabajan bajo esta fórmula que permite compartir información y trabajar con otras marcas para conseguir vender viviendas organizadamente. En España, “falta un punto más de desarrollo”, según Monzón. Las MLS son bolsas inmobiliarias locales compartidas entre agentes de una determinada zona que deciden unificar criterios de trabajo por el bien de la profesión y del propio comprador. Respetan unos códigos y una normativa, poniendo en común la información que les permitirá llevar a cabo la operación del modo más satisfactorio para las partes.

LO QUE NO ES UNA MLS
Vicente Beltrán, presidente de la MLS Valencia SIC recalca la importancia de diferenciar una MLS de una bolsa inmobiliaria o de una red inmobiliaria. Este experto insiste en el carácter local de las MLS: “Nacen de profesionales de una misma zona que quieren concentrar la oferta y compartir las viviendas captadas”. El carácter local de la MSL hace que su conocimiento del terreno sea detallado. Confianza y ética profesional constituyen la base de cualquier MLS. En opinión de Marta Valverde, partícipe de una MLS en Barcelona, “hacemos crecer desde dentro al propio sector, sobre todo, en estos momentos de dificultades en los que hay que aprovechar para hacer limpieza y dejar que se queden los verdaderamente profesionales”.

Algunas características diferenciadoras de las MLS, además de su carácter local, es que están creadas por profesionales del sector y son grupos para ellos, tal y como admite Beltrán. Si consiguen su objetivo, la fuerza que adquieren hace que su éxito sea un reclamo para que más profesionales quieran unirse. La teoría hace ahondar en el concepto de cooperación, pero falta dar un paso más. “La mentalidad real de los profesionales debe cambiar”, matiza Valverde, añadiendo que “todavía cuesta entender que merece la pena compartir honorarios si a cambio se amplía el campo de resolución de necesidades de los compradores”.

HACIA UN CAMBIO DE MENTALIDAD
Una de las razones que explica su escasa penetración en España es que muchas agencias todavía se rigen por los inmuebles 100% en exclusiva. Compartir información vuelve a los profesionales recelosos, de ahí “la necesidad de interiorizar el cambio y de ver las ventajas que tiene esta fórmula, evitando los miedos”, declara Valverde. Esta experta tiene claro que “si algún integrante de la MLS no cumple con lo establecido, será perjudicial para él”. Si entre los expertos hay algún atisbo de duda sobre la idoneidad de formar parte de una MLS, aunque mayoritariamente se muestren a favor de este tipo de sinergias laborales, de cara a los compradores y vendedores de viviendas, oficinas o locales no hay ningún ‘pero’.

El ciudadano que opte por confiar en profesionales adheridos a un equipo de esta índole “confirma, en primer lugar, que están en manos de verdaderos expertos”, expone Monzón, que no duda en afirmar que “ha habido mucho intrusismo en la profesión, y confiar en una MLS es garantía de profesionalidad”. Este especialista comenta que “el cliente se asegura todo un abanico de posibilidades, ya que acude a un agente pero abre la posibilidad de que el resto de miembros del equipo trabajen para solventar sus necesidades, y todo ello sin ver incrementado el precio de la operación”. La profesionalización del sector ahonda en la mejora de la calidad del servicio para los clientes del ámbito inmobiliario.


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