Vivir en un ático

Inma vive en ático y no lo cambiaría por nada del mundo.
se compró ático allá por el año 2005 encantada por las alturas. La sensación que le daba estar en la última planta de un edificio y disfrutar de las magníficas vistas de sus 20 metros cuadrados de terraza fue lo que la convenció para pagar más que por un piso cualquiera. “Hacer cenitas y comidas con los amigos al aire libre no tiene ni punto de comparación que hacerlo bajo techo. Se puede fumar sin molestar a nadie y ¡se pueden hacer barbacoas y paellas!”, cuenta Inma.


Esta diseñadora gráfica de 36 años entra en el perfil “Solo áticos” que definen desde Gilmar: “Hay un público que te dicen que lo único que quieren son áticos y no hay forma de venderles otra cosa”, comenta José Luis Pérez Cremades, director general de Gilmar. “Los clientes suelen querer que los inmuebles sean exteriores y muy luminosos es uno de los requisitos más solicitados”, confirman desde Look & Find. El encanto que tiene vivir en la cúspide y disfrutar al máximo de la luz del sol, una mayor amplitud e incluso una mayor privacidad, hace que se los disputen. Los áticos suelen tener grandes terrazas, en algunos casos obligados por la normativa urbanística. “Al reducir la superficie útil interior del piso por la terraza, en la distribución de la última planta se opta por unir dos o más pisos, para que el espacio útil sea al menos igual que los pisos de las plantas inferiores. El resultado de esta distribución son pisos más grandes”, explica José Carlos Leal, arquitecto y fundador de PlaniDEA Arquitectura. “La crisis no ha cambiado nada, estos pisos se siguen vendiendo mucho más rápido que el resto”, asegura Cremades.

Más caros que el resto
Desde la inmobiliaria Gilmar apuntan que estos pisos siguen costando de media un 20% y un 30% más caros que el resto de los pisos del mismo edificio. Muchos de ellos suelen considerarse viviendas de lujo que en pleno barrio de Salamanca de Madrid pueden costar entre 4.000 y 6.000 euros por metro cuadrado e incluso podría ascender a los 8.000 euros si se tratará de una mansión especial. Por la Costa de Sol, concretamente, en la zona de Puerto Banús de Marbella son un poco más asequibles que las del centro de la capital y podrían adquirirse por un precio por metro cuadrado situado entre 2.000 y 6.000 euros, dependiendo de las calidades, de la zona, de las vistas y de la proximidad al mar. En la zona de Marbella Este (entre 1.800 y 4.000 €/m2) son más baratos que en la Milla de Oro (entre 2.000 y 5.000 €/m2).
No obstante, desde Look & Find admiten que aunque estos pisos gocen de cierta ‘preferencia’ tampoco se venden ni se alquilan a precios desproporcionados: “Sí tienen buena salida, pero al igual que los pisos en otras alturas, debe ser un precio de mercado y que esté acorde con las características del inmueble”. Inma lo compró en el año 2005 por el barrio madrileño de Delicias, cerca del río Manzanares, por 225.000 euros. Con todo lo que se han rebajado los pisos de media lo que más le conviene ahora es alquilarlo. “Ha estado todo el tiempo alquilado. Empecé a alquilarlo hace cinco años a 850 euros mensuales y hace un año lo bajé a 780, ahora volveré a alquilarlo por 750”, asegura esta propietaria, que a pesar de que siempre ha estado encantada con él ahora se ha tenido que ir a vivir fuera de España por motivos de trabajo.
Puntos débiles
No obstante, como en cualquier historia de amor, no todo es un paraíso. La ausencia de piso superior que da cierta exclusividad a los áticos también puede ser una ventaja para los ‘cacos’ para entrar en la casa más cara del edificio sin unos vecinos del piso de arriba que les puedan escuchar. “Tuve que poner rejas, pues entraron una vez a robar y también tenía que controlar a los niños pequeños para que no se subieran al murete que limita la terraza”, cuenta Inma. Por otra parte, si la casa no tiene un buen aislamiento, los inquilinos ya se pueden echar a temblar. “El calor en verano puede ser bastante molesto”, comenta Sergio M. un propietario que tiene un ático situado en L’Exaimple de Barcelona, “pero es peor aún en invierno cuando llueve y se nota más el frío, sobre todo en el gasto de calefacción que sube bastante. No obstante, yo vivo en un ático y con sus desventajas no lo cambio por nada”.
El alto grado de soleamiento puede ser demasiado alto y puede molestar o estropear el parquet por ejemplo. Un aislamiento térmico en la cubierta y en las paredes de material de poliusterano extendido o expandido o paneles sándwich son fundamentales para estar bien protegidos”, asegura Laura Núñez, arquitecta y CEO & fundadora de Plan Reforma. “Al estar más expuestos al exterior, son más susceptibles de tener problemas de humedades o poco confort térmico y acústico, si no se han proyectado los sistemas constructivos adecuados. Los áticos tienen mayor consumo energético que los pisos de plantas inferiores, por eso, es recomendable proyectar una cubierta ventilada en los climas de veranos largos y calurosos, que minimice el impacto del calor radiante”, señala Leal. También hay que comprobar si la vivienda está aislada de otros ruidos internos del edificio como el de la cabina del ascensor que suele localizarse cerca.
Una mejor inversión 
Tener un ático en una zona costera con temperaturas suaves en primera línea de playa es otra de las mejores opciones. María T. disfruta de uno situado a pocos metros de la costa en La Manga del Mar Menor, Murcia, donde apenas llueve y disfruta de temperaturas suaves en los meses más fríos. “Por las noches y en meses más fríos sí nos suelen afectar bastante las corrientes de viento, pero por lo general es una gozada desayunar en la terraza frente al mar”, cuenta María.
Una casa con más horas de luz natural durante todo el año, menos vecinos y con una perspectiva diferente vende y conquista, aunque puede que las personas con miedo a las alturas no piensen lo mismo… Sin duda, las vistas de las que se disfrute son impagables y por eso, cuestan más al estar más demandados. Estas ventajas garantizan una buena inversión, ya que en los ciclos económicos bajistas no se rebajarán tanto y siempre serán un valor seguro a la hora de alquilarlo. Inma lo sabe bien.

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